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La "dieta perfecta" del futbolista que puede imitar la gente común

Son cinco comidas totalmente balanceadas a lo largo del día. Aportan entre 5 y 12 gramos de carbohidratos por kilo de masa corporal, yentre 1,4 y 1,6 de proteínas

El desayuno debe tener un importante componente energético. Los carbohidratos, a través de pan o cereales, son indispensables.
La otra pata son las vitaminas y minerales que aportan las frutas. Como complemento, la leche y el café funcionan perfectamente.
Después de eso, el deportista está en condiciones de someterse a un entrenamiento exigente, que debe estar acompañado de agua y bebidas especiales para reponer las sales perdidas con el sudor.

Entonces llega el momento de la segunda comida, la de media mañana, según el menú diseñado por Fernando García Oliveri, nutricionista del Real Valladolid, de la Liga de Fútbol Profesional de España.
"Primero en el vestuario y posteriormente en sus casas, los jugadores rellenan los depósitos deglucógeno (forma de almacenamiento de carbohidratos en el organismo) y favorecen la reparación de tejidos dañados durante el entrenamiento.
Aquí es donde se produce la mayor ingesta de carbohidratos, ya que es cuando mejor los asimila el cuerpo. Para favorecer la rapidez de reposición se facilitan batidos, además de una cierta cantidad de proteínas. Son idóneos hasta que el jugador llega a casa y come. Además también se ofrece fruta", contó García Oliveri en una entrevista con ABC.
El almuerzo, que viene inmediatamente después, es la comida más importante del día. Tiene tres partes: una entrada fuerte en carbohidratos, un plato principal con proteínas y una guarnición a elección, y para terminar, un postre.
Los alimentos que pueden cumplir esta función son el arroz, las pastas, las legumbres y las patatas. También una carne sin mucha grasa, huevo o pescado. Como guarnición, puede haber un poco de verdura, y de postre, frutas o yogur.
La cuarta comida es la merienda, luego de una siempre útil y necesaria siesta. "Fundamentalmente a base de frutas, leche, yogur, frutos secos y bocadillos", precisó el nutricionista.
"La última, la cena, también debe aportar carbohidratos, pero en cantidades más pequeñas que en el almuerzo, siendo un buen momento para introducir todos los minerales y vitaminas que podrían faltar. Aquí cobran una mayor importancia grupos de alimentos como verduras, hortalizas, frutas y lácteos", agregó.
Si bien esta dieta puede parecer muy sobrecargada, lo que se vincula al gran desgaste físico al que se enfrenta un futbolista profesional, puede funcionar perfectamente para una persona común. Aunque con algunos retoques.
"A menudo se piensa que la alimentación de un futbolista difiere mucho de la que deberían llevar la gente normal -dijo García Oliveri-, pero no es así. Exceptuando un mayor aporte de carbohidratos y líquidos, además de una mayor cantidad de proteínas, el resto de nutrientes pueden satisfacerse con las recomendaciones de una población general. El problema está en que la sociedad no lleva una alimentación idónea, por lo que los futbolistas, y en general los deportistas, siguen una alimentación diferente a los demás".

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Las cuatro reglas de oro para mejorar tu cuerpo y tu salud


"¿Por qué no progreso en mi entrenamiento?" "¿Que tengo qué hacer para mejorar?" "¿Por qué no adelgazo?" "¿Por qué estoy tan cansado?" ...Seguro que alguna vez te has planteado ésta u otras preguntas parecidas al ver cómo tu cuerpo no responde a lo que le pides. Tranquilo, hay solución. Y es tan sencilla cómo seguir estas sencillas cuatro reglas de oro para progresar en tu camino hacia el éxito.

1. Constancia: La constancia es la primera clave para que tu entrenamiento sirva de algo. Establece una rutina semanal y procura no saltártela por mucho que te tiente. Sobre todo en las primeras semanas, esto es fundamental. Crear un hábito es beneficioso para no 'soltarlo' tan rápidamente. Hay 'trucos' que te pueden ayudar, cómo hacerte una foto diaria para ver tu progreso o convencer a un compañero para que te acompañe y os 'retéis'. Si empiezas a entrenar, no lo dejes. Nunca.

2. Entrenamiento: Parece de perogrullo, pero el entrenamiento es fundamental para observar un progreso en nuestro cuerpo. Una dieta adecuada, por si sola, no nos servirá más que para alimentarnos correctamente. Debido a nuestro nivel de vida sedentaria, tenemos que completar nuestra actividad diaria con un 'poquito' de entrenamiento. Y ¡sorpresa! No es necesario 'matarse' en agotadoras jornadas de 'gym'...

Andar 30 minutos al día, subir y bajar escaleras y dedicarle 30 minutos 3/4 veces por semana a un ejercicio moderado (antes que a uno más intenso) son las claves para ver una progresión y mejora en nuestro cuerpo. Todo lo que hagamos y que no hacíamos antes, suma. ¡Ojo! Si eres principiante comienza poco a poco para no lesionarte. Y recuerda consultar antes de comenzar con tu médico de cabecera.

3. Descanso: Una de las cosas que menos atendemos en nuestro día a día, sin duda, es el descanso. Y ya no sólo por las preceptivas 8 horas diarias para dormir que muy pocos de nosotros cumplimos, si no también por respetar los tiempos de ocio, relax, entrenamiento, espacio entre comidas... La clave, aparte de dormir bien (y en una buena cama) es dejar el suficiente tiempo de descanso para nuestros músculos (48 horas al menos) y no entrenar justo antes de irnos a dormir. Tan sencillo (y difícil de cumplir) como eso.

4. Nutrición: La última 'pata' de la silla, pero no por ello la menos importante. La OMS establece que un gran número de enfermedades actuales como la diabetes son causadas por nuestros malos hábitos al comer. Y por ello recomienda:

- "Reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos 'trans" que podemos encontrar en la bollería industrial.

- "Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos", las famosas '5 piezas de fruta/verdura al día', entre otras cosas.

- "Reducir la ingesta de azúcares libres" en todas sus formas, pero sobre todo la que añadimos a nuestros platos.

- "Reducir el consumo de sal (sodio), cualquiera que sea su fuente, y garantizar que la sal consumida esté yodada".